martes, 2 de marzo de 2010

Crítica EnEscenaHoy


Grotesco criollo y un extraño objeto de deseo

El grotesco podría compararse con un primerísimo primer plano: todos los detalles, todos los defectos son exagerados y resaltados, y las partes se disgregan de un todo que busca ser armonioso sin conseguirlo. Del creador del género en nuestro país, Muñeca se presenta como una gran farsa tragicómica en donde los personajes del arrabal se confunden con la clase paqueta de Buenos Aires, y un amor desesperado provoca el más cruel de los sufrimientos en un hombre que es considerado feo.
La utilización del espacio escénico es excelente: el público se siente parte de la "farra" con la que los amigos del protagonista buscan hacerlo olvidar de su amada no correspondida. La ambientación es muy cuidada e inteligente, con pocos y efectivos elementos.
En cuanto a las actuaciones, su disparidad puede lograr por momentos sacar al espectador de la ficción que se está construyendo. Se destacan Gabriel Nicola, que interpreta impecable el papel de un ex militar lisiado; Armando Lasarte, cuyo rol desestabilizador de la trama cumple con eficacia y sobriedad; y Antonio Bax, que maneja con soltura y gracia ese vocabulario de la Buenos Aires de antaño que transporta inmediatamente al arrabal.
Muñeca busca -como un plano detalle- deconstruir. Y será en esa labor en donde nos muestre los estereotipos, las mentiras y la misoginia que hay detrás de una bella imagen que se mueve al compás del dinero, y sólo sirve para embellecer -como un objeto decorativo- ese miserable lugar que es un corazón que nunca supo amar.

María Pilar González
http://www.enescenahoy.com.ar/

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